«El Don de Piedad»



Queridos hermanos, buenas tardes. Hoy, el 8º día de la novena dedicada a Nuestra Señora de los Remedios y también a San Cayetano, desarrollaremos el don de Piedad en cinco breves puntos. Comencemos.

1. El Don de Piedad ante todo hay que decir que es un “don” de Dios, un regalo, y por tanto algo gratuito. No lo tenemos por merecimiento propio sino por pura gratuidad, quien lo tenga. Y quien no lo tiene, debe pedir con humildad a Dios le otorgue este don.

2. En sí mismo, podemos definir el don de piedad como: “la amorosa aptitud del corazón que nos lleva a honrar y servir a nuestros padres y allegados… (La piedad nace del amor de Dios y nos conduce a Dios como Padre nuestro)…La piedad tiene una gran extensión en el ejercicio de la justicia cristiana: se prolonga no solamente hacia Dios, sino a todo lo que se relacione con El, como la Sagrada Escritura…, los bienaventurados… (Los santos que ya están en el cielo), las almas que sufren en el purgatorio y los hombres que viven en la tierra
.

El papa Francisco dice acerca del Don de piedad que: “muchas veces es malentendido o considerado de un modo superficial… Es necesario aclarar que este don no se identifica con tener compasión hacia alguien, hacia el prójimo, sino que indica (primero) nuestra pertenencia a Dios y nuestro vínculo profundo con Él… (es) Esa capacidad de rezarle con amor y sencillez que es propia de las personas de corazón humilde... algunos piensan que tener piedad es cerrar los ojos, poner cara de bueno, así, fingir que somos santos. Eso no es el don de la piedad” (Audiencia  general del 04 de junio de 2014). 

3. Sabemos que los dones del Espíritu Santo nos son dados en los sacramentos, sobre todo en el bautismo y la confirmación.

4. El vicio contrario al don de piedad es la dureza de corazón, que nace del amor desordenado a nosotros mismos que nos obliga a ser insensibles con todo lo que no sea nuestros propios intereses. Nos hace insensibles, pagados de nosotros mismos  y egoístas.


Un alma que no puede llorar sus pecados, por lo menos con lágrimas del corazón, tiene o mucha impiedad o mucha impureza, como ordinariamente sucede a los que tienen el corazón endurecido.

5. Los frutos del Espíritu Santo que corresponden a este don son la bondad y la benignidad.

Que San Cayetano, quien fue un hombre profundamente piadoso, nos conceda su intercesión para que podamos ejercitar nuestro Don de Piedad con nuestro Padre Dios y con nuestros hermanos.

¡Ave María purísima!



Comentarios