« ¿Qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?»



El título de esta entrada es una pregunta que le hicieron a Jesús cuando lo buscaban después de la multiplicación de los panes al día siguiente en Cafarnaúm; el interrogatorio se llevó a cabo dentro del discurso del Pan de vida (Cfr. Jn 6, 28).


Pues bien, encontrar una serie de recetas seguras para que nos lleve a la felicidad…no es fácil, pero, tampoco imposible. Cada uno, de estar unido a Cristo (Cfr. 15,5), puede hallar su propio camino de santificación como queda plasmado en el texto del papa aquí abajo:

«Para ser santos no es necesario ser obispos, sacerdotes, religiosas o religiosos. Muchas veces tenemos la tentación de pensar que la santidad está reservada solo a quienes tienen la posibilidad de tomar distancia de las ocupaciones ordinarias, para dedicar mucho tiempo a la oración. No es así. Todos estamos llamados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra. ¿Eres consagrada o consagrado? Sé santo viviendo con alegría tu entrega. ¿Estás casado? Sé santo amando y ocupándote de tu marido o de tu esposa, como Cristo lo hizo con la Iglesia. ¿Eres un trabajador? Sé santo cumpliendo con honradez y competencia tu trabajo al servicio de los hermanos. ¿Eres padre, abuela o abuelo? Sé santo enseñando con paciencia a los niños a seguir a Jesús. ¿Tienes autoridad? Sé santo luchando por el bien común y renunciando a tus intereses personales» (Papa Francisco, Gaudete et exsultate, 14).

 Buen fin de semana…



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