«Al Pan, pan y al vino, vino»



Hace unos días leí en un periódico de Galicia una defensa a capa y espada del aborto; La periodista, con gran indignación se lamentaba de que los barbaros argentinos hayan puesto óbice a la ley de interrupción voluntaria del embarazo. ¡Lamentable!

Pero, no hay mal que por bien no venga, pues, justo allí después de leer aquel artículo cargado de saña sentí una gran satisfacción de lo sucedido… “Lo mejor de la Argentina –dijo un compatriota mío –, se ha despertado por algo más que un mundial de fútbol con once bípedos ilustres corriendo detrás de una pelota [que por esos días justo jugamos el mundial en Rusia]. Y esto no pasaba desde la Guerra de Malvinas”.

La batalla fue campal y desigual. Pues, como dice el citado anteriormente: “el aborto ha sido apoyado, promocionado y financiado con el dinero del capitalismo liberal [planetario] y las armas del marxismo cultural, que son el anverso y el reverso de una misma moneda llamada Revolución”. A eso agréguenle también “una inmensa parte de la mersa [gente inescrupulosa y vulgar] de la farándula, que posee una conciencia de alquiler, ha apoyado siempre no sólo el aborto”. Y sin embargo se ganó. Pero, atención, no hay que dormirse en los laureles queridos argentinos y católicos.


Como vemos los eufemismos están a la orden del día, pues, “los hijos de las tinieblas son más astutos que los hijos de la luz” (Lc 16, 8). Por eso repito: no durmamos en los laureles, incluidos curas y obispos.  La “interrupción voluntaria del embarazo” es un “aborto” y éste es un “asesinato”. Hablemos claro. Al pan, pan y al vino, vino mi hijito/a.

¡Feliz día de San Agustín!



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