Buenas tardes amigos, hoy la Iglesia celebra la fiesta
de la Santísima Trinidad, que es un misterio central de nuestra fe y de la vida
cristiana. Padre, hijo y Espíritu Santo… Tres personas distintas y un solo Dios
verdadero. Es el misterio de Dios en sí mismo.
La escritura nos dice en el AT: “Reconoce,
pues, hoy y medita en tu corazón, que el Señor
es el único Dios, allá arriba en el cielo, y aquí abajo en la tierra; no hay
otro” (Dt 4, 39).
Dios es uno y único. Estamos todos de acuerdo. Pero,
lo que conocemos de la Santísima trinidad y la distinción de tres personas es
gracias a lo que nos reveló el mismo Jesús, el hijo unigénito de Dios, segunda
persona de esta Santísima trinidad.
En efecto, él ordenó a sus apóstoles el día de su
partida al cielo que vayan por el mundo y que anuncien a todos los hombres el
evangelio, “…bautizándolos en el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mt 28, 19).
¿Qué podemos decir para entender mejor el misterio
más íntimo de Dios?
En principio, sólo lo que Jesús nos enseñó y no
mucho más. Grandes santos a lo largo de la historia de la Iglesia han intentado
desarrollar una explicación lo más aproximada para mostrarnos mejor la
Santísima trinidad. Todos recuerdan la famosa historia de San Agustín en la
playa con el niño.
Ahora bien, intentaré daros un ejemplo: se puede
decir que Dios es uno solo, en tres personas distintas como lo es una familia;
a mí me gusta mucho esta semejanza: tres personas distintas: papá, mamá y el
hijo…, es decir, tres personas individualmente distintas pero una sola familia.
Dios es uno en tres personas y no son tres dioses distintos como tampoco
podemos decir que papá sólo es una familia distinta de mamá.
Y cuando hacemos la señal de la cruz al comenzar la
Santa Misa ¿a quién saludamos al comenzar la misa y otras oraciones?
¡A Dios tres veces Santo! ¡Claro! E invitamos al Padre
y al Hijo y al Espíritu Santo que nos acompañe, que estén presentes en la misa
y también en todo lo que realizaremos al hacernos la señal de la cruz. Por eso,
es bueno también cuando nos vamos a acostar hacer la señal de la cruz. Porque
le pedimos a Dios Padre, a Jesús, nuestro hermano y amigo y al Espíritu Santo, que vele por nosotros, que nos asista y nos
guarde mientras dormimos.
Pues bien, hermanos, como dice la escritura:
“reconoce” y “medita” con humildad este profundo misterio de amor que nos ha
sido revelado para nuestra santificación. La Trinidad bendita nos asista,
habite en nuestras almas y nos haga más devotos de esta familia divina.
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