Esta mañana me levanté pensando que loca que son
algunas cosas que nos suceden en la vida ¿verdad? Y entre esas cosas locas se
me vinieron a la memoria un torbellino de anécdotas singulares que experimenté
en carne propia y que quiero compartir con ustedes, al menos algunas de ellas,
estimados lectores de vivencias cristalizadas.
Como el título de esta entrada sugiere, las
anécdotas de las que hoy voy a hablar se desarrollaron en torno a preguntas de
lo más insólitas que me han hecho en circunstancias del todo inesperadas –al
menos para mí en ese preciso momento – y en épocas muy dispares; pero, que
requerían respuesta inmediata o al menos eso esperaba el interlocutor de turno.
1. En un café de Nueva York, uno de esos que te dan
placer tomarlos sentados alrededor de una mesita afuera, en la vereda, con un
roll de canela en días de primavera, un par de sacerdotes un poco más jóvenes
que yo, los cuales estaban compartiendo ese grato momento conmigo me interrogó
con la siguiente cuestión: “¿qué opinaba
de la misa de San Pío V?”
2. En la ciudad de Londres, mientras intentaba
aprender inglés los padres capuchinos me hospedaron un par de meses en su casa,
en el sureño barrio de Peckam. Un soleado día de verano, de esos que son escasos
por allá, se presentó una señorita muy asustada y me pidió por favor que la
acompañase a la casa donde ella trabajaba y me dijo sin rodeos: “¿Podrá ir a hacer un exorcismo o algo así?”
3. En la basílica de Lourdes (Francia) durante un
peregrinaje con algunos compañeros del colegio romano, cuando éramos unos muy
jóvenes sacerdotes, un simpático y rozagante obispo alemán se nos acercó a
darnos charla por unos minutos al Padre Gustavo Campo y a mí. Luego de algunas
anécdotas y carcajadas, dándonos su tarjeta personal nos dijo en un inglés
entreverado, casi suplicándonos, que quería pedirnos un favor grande y a
continuación nos preguntó: “¿Podrán ir a
Evangelizar a la ciudad de Colonia (Alemania)?”
4. En las catacumbas de Roma, con un amigo brasileño
que había venido a visitar la ciudad eterna, mientras hacíamos la fila con los
turistas y peregrinos de ocasión que esperaban como nosotros para ingresar al
más que milenario cementerio, un señor mayor pero de muy buen porte, risueño y
desinhibido hasta las patas proveniente de Galicia (España) se acercó a
nosotros porque nos había oído hablar un cocoliche entre castellano-portugués o
algo parecido. Al cabo de unos minutos de complacida charla el gallego me dice:
“¿Te animarías a venir a trabajar a
Galicia?”
5. Y la última por hoy, para no ser larguero. En una
de las dos calles asfaltadas y única avenida de “La Reja”, mi pueblo natal, caminando
por su vereda ancha cuando tenía unos doce o trece años, mientras me dirigía a
la parroquia a jugar al futbol –al cual jugaba bastante feo por aquella época –
con los chicos de acción católica, a plena luz del día una adolecente de la
misma edad mía que había hecho toda la primaria conmigo me dijo: “Walter, ¿qué te parece si hacemos el
amor?”
Las respuestas, se las doy la semana que viene.
Que disfruten el regalo de la vida, el amor y la
amistad. Buena semana.
God bless you! Y que San Cayetano nos dé una mano.
Walter J. Bejarano
07-agosto-2017
Padre! Estamos esperando las respuestas!!!
ResponderEliminarHola Walter, soy Lis y estoy en Stgo compostela... te queria saludar.... P. Gustavo me dio esa direccion tuya..
ResponderEliminarEdtoy aca en el albergue Porta Real . Rua dos Concheiros 10