Gente que viene,
Gente que va;
Gente que llega,
Gente que está...
Un extranjero
que allí pasaba,
el sin vergüenza
me interrogaba;
Se sorprendía
del alboroto
Y me decía
cual un ignoto:
“¿Está? ¿A dónde?
Yo no lo sé.
¿Acaso sabes?
Tú: Cuéntame”.
De los suburbios
a la ciudad...
...Al cono urbano
de Capital.
Ir y volver;
Soñar, despertar.
Subir y bajar;
Golpear, respirar.
Está el mendigo
que va y que viene,
buscando el peso
que lo mantiene.
Los nuevos polis[1]
de la ciudad,
que no le aflojan
al celular.
Mientras los chorros[2]
de poca monta
se hacen la fiesta
a costa nuestra.
Y así la rueda
de los porteños[3],
gira que gira;
Penas y sueños.
A veces bien,
A veces mal.
Mientras las turbas
buscan viajar.
Las piernas corren
para alcanzar,
al colectivo
que a prisa va.
El frenesí
de los usuarios:
Inevitable,
Esto es así.
“Chofer, chofer”,
Grita una vieja.
“Doña, tranquila:
¡Aflojelé!;
Por más que grite:
¡Pare chofer!
el timbre no anda,
¿Qué vamo hacer?”
“Correte flaco,
quiero pasar”.
“No puedo, gordo,
¡Tanto morfar!”
“Para Chavón[4],
¿de qué la vas?
¡Vos no sos nadie
para insultar!”
Estas peleas
Interminables,
Medios sainetes
Irremediables,
Son la comedia
de troche y moche[5],
del bondi[6] lleno
todas las noches.
Y así la rueda
de los porteños,
gira que gira;
Penas y sueños.
Walter J. Bejarano
17-agosto-2017
[1]
“Polis”: policías de la ciudad.
[2]
“Chorro”: palabra del lunfardo que significa “ladrón”, “persona que roba a
otro”.
[3] “Porteño”:
gentilicio para los oriundos de la ciudad de Buenos Aires.
[4]
“Chavón” palabra del lunfardo que significa “joven”, “muchacho”.
[5]
Exclamación castellana, usada para señalar que algo se hace con cierto
desenfreno y sin demasiado orden.
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