«La risa falsa y afectada»

Porque la risa del necio es como el estrépito de
 las espinas debajo de la olla. Y también eso es vanidad”.

La otra noche, caminando por la avenida Corrientes mientras esperaba para comprarme un helado –imposible no comerse un rico helado de pistacho en la semana de la comida italiana en Buenos Aires– me llamó la atención un grupo de mujeres que venían hacia mi dirección, cruzando la calle desde la vereda de enfrente en la que yo me encontraba. Con una risa alborotada gritaban una más que la otra, a tal punto que en ese mismo momento me di vuelta para ver de qué se trataba. Pues bien, después de observarlas unos segundos  me di cuenta que esas risotadas que salían de sus gargantas, pero muy especialmente de la garganta de una de las chicas que destacaba no eran normales. Fingía estar feliz, era alevoso.

Después me quedé pensando un rato, mientras seguía esperando mi helado, tratando de hacer memoria todas las veces que he tenido esa misma sensación desagradable a lo largo de mi vida: soportar en mi propia cara una risa falsa. ¡Uf! Ver a una persona que se ríe así es muy feo y vergonzoso –de vergüenza ajena hablo–; y en cima, ver que lo hace interactuando con vos es mucho peor.

Entonces, me pregunté: ¿Qué me dice la risa falluta de un tipo? ¿Qué pienso cuando una chica linda se ríe como lo hizo la que les conté?

Y, pensé muchas cosas, pero, las respuestas más sobresalientes que me pude imaginar fueron, por ejemplo:

-Que es un superficial incorregible, es decir, que tiene el deseo constante de convivir en una fachada;

-Que algunos se creen vivos o astutos hasta el infinito, y piensan –y están positivamente convencidos– que por su alegría fingida me van a comprar o convencer;

-Que esperan desesperadamente la complacencia, la retribución y la muestra de afecto de uno;

-Y que su risa, su pobre risa falsa, esconde en el fondo de su corazón inseguridad, miedo y hasta inferioridad.

En definitiva, es casi una fija que en todos lados siempre te encontrás un payaso provisto con chistes y risotadas para la ocasión, que se hace ver y que busca desesperadamente ser el centro de atención. Muchos –y aquí yo también me incluyo– nos adaptamos, y hacemos creer al falso bufón  de turno que es muy gracioso, muy listo, que lo toleramos y que comprendemos su interno grito desesperado de aceptación. Y por eso le seguimos la corriente.


¡Somos Increíbles!, nos hemos acostumbrado también a la falsedad en nuestra propia risa, que si esto es verdad, ya no deberíamos escribir más la palabra risa con la letra “s” sino con la letra “z”: “Riza”.

Por eso amigo lector, te doy un consejo:

Si no tenés ganas, no te rías, es más sano para todos. Y si no te causa gracia lo que dice un personaje de ocasión, tampoco te rías, pues, al no engañarlo le vas a ser un gran favor.

Walter J. Bejarano


24-junio-2017

Comentarios

  1. En un mundo tan materializado no se puede ser feliz!
    Muy bueno tu escrito! ������

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  2. Hola Walter��pienso personalmente que el espiritu que habita en la persona que reía, logro su cometido, que era tu atención, y comparto lo de no reir si no te causa gracia, soy una persona muy alegre, que no significa graciosa, empero muchas, muchisimas veces me han dicho"porque no te reis... dale te estas muriendo de ganas se reirte"... asi que imaginate abrazos cordiales, me encanta tu bolg!

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